Rodrigo Arias Sánchez,
Exministro de la Presidencia
[Liberación Nacional conmemora el sesenta aniversario de su fundación. Es este partido la más importante fuerza política del país y uno de los pilares de la Costa Rica moderna]
El liberacionismo impulsa el progreso económico y social sobre la base de un ideal formulado por José Figueres Ferrer: “Producir riqueza y distribuirla con equidad”. Don Pepe advirtió la naturaleza humanista de ese compromiso al señalar que “el verdadero fin de nuestros esfuerzos, el producto final, debe ser, no la riqueza, sino el hombre”, el ser humano.Este pensamiento es el gran compromiso que Liberación Nacional debe mantener vigente.
El crecimiento que buscamos. La finalidad superior de la política es el bienestar de las personas; este principio es aún más importante en estos momentos, cuando gran parte de las economías desarrolladas y las naciones más ricas parecen haber perdido el norte de sus afanes. En un mundo globalizado, la inestabilidad financiera en Estados Unidos y Europa, la “indignación” de la juventud europea, el movimiento estudiantil chileno y la “primavera árabe” no son hechos ajenos a nuestras preocupaciones; más bien, se trata de alertas que nos recuerdan que el crecimiento económico sin equidad no es el crecimiento que buscamos.
En la Administración Arias Sánchez (2006-2010), a la par de la apertura comercial, la eliminación de algunos monopolios estatales y la atracción de inversiones, se desarrolló un vigoroso programa social y de combate a la pobreza que incluyó el incremento de pensiones para los adultos mayores, el programa “Avancemos”, transferencias para el sistema de asignaciones familiares y cancelación de deudas del Gobierno Central con la Caja Costarricense de Seguro Social.
Ahora, nada mejor para conmemorar los sesenta años de Liberación Nacional que hacerlo definiendo cuál debe ser su visión de país, su visión del futuro para producir riqueza y distribuirla con mayor justicia. Ni el populismo de la izquierda ni el fundamentalismo de mercado de la derecha deben formar parte de nuestro patrimonio intelectual y político. Liberación Nacional es un partido moderado y progresista, una guía para la acción, no un recetario de dogmas.
Hemos avanzado en apertura comercial y políticas sociales; debemos seguir avanzando y eso significa que ha llegado la hora de intensificar los esfuerzos para disminuir la desigualdad social y la pobreza, acabar con la pobreza extrema y fortalecer a los pequeños y medianos empresarios.
Invertir más, producir más, exportar más, generar más ingresos, tener más y mejores empleos, todo esto es muy importante pero insuficiente. Por ello hemos de construir una plataforma de bienestar humano que asegure la paz social y el desarrollo sostenible de la economía. Solo con una economía en crecimiento y sólida estabilidad fiscal podemos edificar una Costa Rica desarrollada con equidad social.
Ejes estratégicos. Los retos que enfrentamos son expresados a diario por los costarricenses en sus casas, en las calles, en el trabajo, en las universidades, en los medios de comunicación y en las redes sociales: se debe combatir con mayor eficacia la inseguridad ciudadana, las alzas en el costo de la vida, más y mejores oportunidades de empleo, un Estado que sea más eficiente, una economía más competitiva y políticos más responsables y constructivos. La plataforma de bienestar humano es el soporte para responder a estos desafíos, y seis son los ejes estratégicos que la definen:
Uno, colocar a la educación de calidad en el primer lugar de la agenda pública. Una educación que desarrolle las capacidades y destrezas de cada niño y joven para que se incorporen al mundo del trabajo y de la producción con conocimientos suficientes y una capacidad de adaptación permanente a los cambios sociales de nuestro tiempo. Es fundamental, entre otros aspectos, un impulso decidido al aprendizaje de idiomas, mayor acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, mantener la lucha contra la deserción, capacitación para nuestros docentes e intensificar la enseñanza técnica.
Dos, elevar la inversión en innovación científica y tecnológica hasta alcanzar, al menos, un dos por ciento del PIB. La mayor riqueza de las naciones es el conocimiento y el talento de su gente, lo que permite acceder a la información, propiciar descubrimientos científicos, desarrollar tecnologías y aplicarlas a la educación, la seguridad social y la producción.
Tres, profundizar la apertura comercial, dar mayor impulso a las inversiones nacionales y extranjeras, reforzar los vínculos entre el Estado, el sector privado y las organizaciones sociales; poner el énfasis en la competitividad de la economía, estimular el espíritu emprendedor y hacer que los medianos y pequeños empresarios -y los trabajadores- sean ganadores de la apertura comercial. Ciertamente, el eje transversal de estos esfuerzos es el respeto al medioambiente.
Cuatro, transformarnos en un país superavitario en generación de energía. Que el agua, el vapor de agua y la fuerza del viento sean nuestro “petróleo”; esta es la alternativa costarricense al incremento del precio y al progresivo desabastecimiento del llamado “oro negro” y sus derivados. Los sectores público, privado, municipal y cooperativo deben contar con el marco regulatorio adecuado para invertir en generación eléctrica a partir de esas fuentes limpias. Además de ello, debemos asumir el desafío de que la totalidad de nuestra flotilla vehicular de carga y transporte público sea alimentada por energías no fósiles.
Cinco, distribuir con equidad los frutos del crecimiento productivo. En los próximos años es esencial realizar una gran obra de movilidad social. Asegurar a cada familia costarricense un ingreso básico que le permita vivir una vida digna y tener acceso a empleo, salud y educación de calidad. En esta misma dirección es imprescindible rediseñar el entramado institucional de las políticas sociales a fin de hacerlo más eficiente. Resulta inaceptable que existan 46 programas de combate a la pobreza –distribuidos en 22 instituciones y 4 fideicomisos– sin que hasta el momento hayamos tenido el éxito al que aspiramos en la reducción de la pobreza y la pobreza extrema.
Seis, finalmente, es necesario impulsar reformas políticas que eleven las capacidades de ejecución del Estado, la oportunidad de sus decisiones y la calidad de los servicios que brinda a la población. Tenemos que ser capaces de poner al Estado “en línea” con el resto de la sociedad moderna. No podemos seguir con un Estado hipertrofiado, ineficiente, incapaz de ejecutar sus decisiones y con excesivos controles que retrasan el avance del país e impiden la ejecución de proyectos claves.
¿Será fácil lograr estos propósitos? No, no será fácil, pero sé que es posible si actuamos juntos; si privilegiamos lo que nos une y no lo que nos divide; si optamos por el diálogo, la colaboración y la construcción de acuerdos con sentido nacional; si erradicamos la obstrucción y la mezquindad del debate político.
El sesenta aniversario del Partido Liberación Nacional llega en un momento crucial. Por primera vez Costa Rica tiene la oportunidad de convertirse en una nación desarrollada. Para lograrlo, debemos preservar los valores y avances sociales que hemos conquistado con esfuerzo, pero también hay que mirar al futuro con ideas innovadoras, ejes claros, valentía para tomar decisiones y el firme compromiso con un destino mejor para nuestro país y todos sus habitantes.
[Liberación Nacional conmemora el sesenta aniversario de su fundación. Es este partido la más importante fuerza política del país y uno de los pilares de la Costa Rica moderna]
El liberacionismo impulsa el progreso económico y social sobre la base de un ideal formulado por José Figueres Ferrer: “Producir riqueza y distribuirla con equidad”. Don Pepe advirtió la naturaleza humanista de ese compromiso al señalar que “el verdadero fin de nuestros esfuerzos, el producto final, debe ser, no la riqueza, sino el hombre”, el ser humano.Este pensamiento es el gran compromiso que Liberación Nacional debe mantener vigente.
El crecimiento que buscamos. La finalidad superior de la política es el bienestar de las personas; este principio es aún más importante en estos momentos, cuando gran parte de las economías desarrolladas y las naciones más ricas parecen haber perdido el norte de sus afanes. En un mundo globalizado, la inestabilidad financiera en Estados Unidos y Europa, la “indignación” de la juventud europea, el movimiento estudiantil chileno y la “primavera árabe” no son hechos ajenos a nuestras preocupaciones; más bien, se trata de alertas que nos recuerdan que el crecimiento económico sin equidad no es el crecimiento que buscamos.
En la Administración Arias Sánchez (2006-2010), a la par de la apertura comercial, la eliminación de algunos monopolios estatales y la atracción de inversiones, se desarrolló un vigoroso programa social y de combate a la pobreza que incluyó el incremento de pensiones para los adultos mayores, el programa “Avancemos”, transferencias para el sistema de asignaciones familiares y cancelación de deudas del Gobierno Central con la Caja Costarricense de Seguro Social.
Ahora, nada mejor para conmemorar los sesenta años de Liberación Nacional que hacerlo definiendo cuál debe ser su visión de país, su visión del futuro para producir riqueza y distribuirla con mayor justicia. Ni el populismo de la izquierda ni el fundamentalismo de mercado de la derecha deben formar parte de nuestro patrimonio intelectual y político. Liberación Nacional es un partido moderado y progresista, una guía para la acción, no un recetario de dogmas.
Hemos avanzado en apertura comercial y políticas sociales; debemos seguir avanzando y eso significa que ha llegado la hora de intensificar los esfuerzos para disminuir la desigualdad social y la pobreza, acabar con la pobreza extrema y fortalecer a los pequeños y medianos empresarios.
Invertir más, producir más, exportar más, generar más ingresos, tener más y mejores empleos, todo esto es muy importante pero insuficiente. Por ello hemos de construir una plataforma de bienestar humano que asegure la paz social y el desarrollo sostenible de la economía. Solo con una economía en crecimiento y sólida estabilidad fiscal podemos edificar una Costa Rica desarrollada con equidad social.
Ejes estratégicos. Los retos que enfrentamos son expresados a diario por los costarricenses en sus casas, en las calles, en el trabajo, en las universidades, en los medios de comunicación y en las redes sociales: se debe combatir con mayor eficacia la inseguridad ciudadana, las alzas en el costo de la vida, más y mejores oportunidades de empleo, un Estado que sea más eficiente, una economía más competitiva y políticos más responsables y constructivos. La plataforma de bienestar humano es el soporte para responder a estos desafíos, y seis son los ejes estratégicos que la definen:
Uno, colocar a la educación de calidad en el primer lugar de la agenda pública. Una educación que desarrolle las capacidades y destrezas de cada niño y joven para que se incorporen al mundo del trabajo y de la producción con conocimientos suficientes y una capacidad de adaptación permanente a los cambios sociales de nuestro tiempo. Es fundamental, entre otros aspectos, un impulso decidido al aprendizaje de idiomas, mayor acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, mantener la lucha contra la deserción, capacitación para nuestros docentes e intensificar la enseñanza técnica.
Dos, elevar la inversión en innovación científica y tecnológica hasta alcanzar, al menos, un dos por ciento del PIB. La mayor riqueza de las naciones es el conocimiento y el talento de su gente, lo que permite acceder a la información, propiciar descubrimientos científicos, desarrollar tecnologías y aplicarlas a la educación, la seguridad social y la producción.
Tres, profundizar la apertura comercial, dar mayor impulso a las inversiones nacionales y extranjeras, reforzar los vínculos entre el Estado, el sector privado y las organizaciones sociales; poner el énfasis en la competitividad de la economía, estimular el espíritu emprendedor y hacer que los medianos y pequeños empresarios -y los trabajadores- sean ganadores de la apertura comercial. Ciertamente, el eje transversal de estos esfuerzos es el respeto al medioambiente.
Cuatro, transformarnos en un país superavitario en generación de energía. Que el agua, el vapor de agua y la fuerza del viento sean nuestro “petróleo”; esta es la alternativa costarricense al incremento del precio y al progresivo desabastecimiento del llamado “oro negro” y sus derivados. Los sectores público, privado, municipal y cooperativo deben contar con el marco regulatorio adecuado para invertir en generación eléctrica a partir de esas fuentes limpias. Además de ello, debemos asumir el desafío de que la totalidad de nuestra flotilla vehicular de carga y transporte público sea alimentada por energías no fósiles.
Cinco, distribuir con equidad los frutos del crecimiento productivo. En los próximos años es esencial realizar una gran obra de movilidad social. Asegurar a cada familia costarricense un ingreso básico que le permita vivir una vida digna y tener acceso a empleo, salud y educación de calidad. En esta misma dirección es imprescindible rediseñar el entramado institucional de las políticas sociales a fin de hacerlo más eficiente. Resulta inaceptable que existan 46 programas de combate a la pobreza –distribuidos en 22 instituciones y 4 fideicomisos– sin que hasta el momento hayamos tenido el éxito al que aspiramos en la reducción de la pobreza y la pobreza extrema.
Seis, finalmente, es necesario impulsar reformas políticas que eleven las capacidades de ejecución del Estado, la oportunidad de sus decisiones y la calidad de los servicios que brinda a la población. Tenemos que ser capaces de poner al Estado “en línea” con el resto de la sociedad moderna. No podemos seguir con un Estado hipertrofiado, ineficiente, incapaz de ejecutar sus decisiones y con excesivos controles que retrasan el avance del país e impiden la ejecución de proyectos claves.
¿Será fácil lograr estos propósitos? No, no será fácil, pero sé que es posible si actuamos juntos; si privilegiamos lo que nos une y no lo que nos divide; si optamos por el diálogo, la colaboración y la construcción de acuerdos con sentido nacional; si erradicamos la obstrucción y la mezquindad del debate político.
El sesenta aniversario del Partido Liberación Nacional llega en un momento crucial. Por primera vez Costa Rica tiene la oportunidad de convertirse en una nación desarrollada. Para lograrlo, debemos preservar los valores y avances sociales que hemos conquistado con esfuerzo, pero también hay que mirar al futuro con ideas innovadoras, ejes claros, valentía para tomar decisiones y el firme compromiso con un destino mejor para nuestro país y todos sus habitantes.
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