El Río Colorado y las falacias históricas
Freddy Pacheco León
No deja de ser paradójico que habiendo presentado Nicaragua (ante la Corte Internacional de Justicia) desde hace unos ocho años su pretensión para navegar “como Pedro por su casa” nuestro río Colorado, reafirmada en agosto pasado ante el mismo tribunal de las Naciones Unidas, levanten la infamia de que dicha información “se ha filtrado” en Costa Rica. Y más paradójico aún, que los detalles de su argumentación a favor de tal disparate, se conozcan precisamente por lo que voluntariamente dicen sus “expertos” en sus medios de prensa.
Dicen los nicaragüenses que se han referido a este tema (Herdocia, Pastora, Ortega…) dos cosas puntuales: A) Que el río Colorado, al recibir todo su caudal proveniente de su río San Juan, se convierte en un “río internacional” por el que sus nacionales han de reclamar su derecho a navegarlo sin que los costarricenses interfiramos, y B) Que según el Tratado Cañas Jerez, el río Colorado debe considerarse como el límite entre ambos países.
Vamos por partes. Aparte de que tendenciosamente desdeñan que LA MAYOR PARTE DEL CAUDAL del río San Juan es aportada por ríos costarricenses como el San Carlos y el Sarapiquí, se olvidan que si al llegar al punto donde, como un brazo del San Juan, se forma el río Colorado que recibe cerca del 90% de ese caudal, ello se debe a fenómenos propios de LA NATURALEZA sobre los cuales los hombres no han interferido en forma alguna. La infamia (¡otra!) de que el gobierno de Costa Rica dragó hace unos 40 o 50 años el río Colorado para desviar las aguas del San Juan, simplemente no pasa de ser eso: UNA INFAMIA. Argumento que se borra con las referencias históricas que describen como en 1863, unos cinco años después de la firma del Tratado Cañas Jerez, un fuerte terremoto tuvo como consecuencia el levantamiento del lecho del río San Juan antes de llegar a su desembocadura, que hiciera derivar la mayoría de sus aguas hacia territorio costarricense por el cauce del río Colorado.
Pretender desconocer esa realidad, ante la necesidad que tienen los nicaragüenses de tener UNA SALIDA hacia el Caribe (imposible de tenerla por su río San Juan) es poco menos que intolerable. Y principalmente si lo pretenden hacer a la fuerza, tratando de engañar a un tribunal internacional como lo han hecho exitosamente con parte de su pueblo.
En cuanto a que “todo el trayecto del río Colorado” ha de considerarse como EL LÍMITE entre ambos países (porque así lo dicta el artículo V del Tratado Cañas Jerez de 1858) merece una breve explicación. Al momento de firmarse el convenio de límites, y por muchos años después, Nicaragua no ejercía SU SOBERANÍA territorial sobre su costa caribeña, incluyendo la bahía y regiones cercanas a San Juan del Norte. Diversos acontecimientos relacionados con el colonialismo británico y estadounidense de la época, en asocio con los pueblos misquitos, presentaban un panorama de OCUPACIÓN MILITAR que incluso tuvo que ser tolerada por gobernantes nicaragüenses incapaces de superarla, firmándose el tratado de 1858 bajo esas circunstancias.
Según declaraciones de Cero en la televisión de su país, "Nicaragua está demandando un derecho que le dan LOS tratados (sic.) Cañas Jerez; así como a Costa Rica le da derecho de navegar nuestro río San Juan, a nosotros, mientras no tengamos UN PUERTO en la desembocadura del río San Juan en punta Castilla, nos da derecho de navegar el Colorado (...) Nuestro presidente... metió esta solicitud o esta REVISIÓN del Tratado Jerez Cañas hace un año..." (Transcripción textual). Al filtrar esta información el pasado 8 de febrero, no sabemos por qué Cero insiste en demostrar su ignorancia y reconocido cinismo. En NINGUNA PARTE del Tratado Cañas Jerez se dice eso que afirma. Lo que el tratado plantea en su artículo V es que, MIENTRAS Nicaragua no ejerciera su soberanía en la región de San Juan del Norte, entonces ocupada por tropas británicas, el río Colorado SE TOMABA como límite entre ambos países. Eventualmente, desde el momento en que la vertiente Caribe de Nicaragua cesó de ser territorio ocupado por fuerzas extranjeras (unos 30 años después de la firma del tratado Cañas Jerez) la situación temporal plateada en el texto firmado en 1858 dejó de tener vigencia, pues así lo determina su letra y espíritu.
Además, entendemos que Nicaragua no está planteando una revisión del tratado ante la Corte en La Haya, pues no cabe plantear algo semejante ante ese tribunal de la ONU. Como LOS DOCUMENTOS QUE INCLUYEN LOS ALEGATOS ESCRITOS presentados por Managua el pasado agosto no pueden ser divulgados (según las normas de la CIJ) sorprende que Cero, aunque "asesor" de Ortega, divulgue a su manera lo que se está planteado en los mismos. (Los documentos escritos NO han sido divulgados, total o parcialmente, por ninguno de los dos Estados, por lo que hasta ahora ambos gobiernos no han incumplido el reglamento de la Corte).
Pero en fin, a los costarricenses nos llama la atención que el gobierno de Ortega propicie el que se "filtre" por medios informales dicha información, pues parece una estrategia de política interna para tratar de elevar el nacionalismo de sus conciudadanos, a quienes a partir de desinformación como la que divulga Cero, el pueblo nicaragüense tendría razón de exigir respeto a los documentos históricos y por ende, a sus derechos pisoteados por nosotros los costarricense. Ello sin percatarse del vil engaño a que son sometidos por Ortega, Cero, Herdocia y otros “expertos”.
Finalmente, aún al interior de Nicaragua, algunas personas comentan que esta última insensatez de su gobierno, no es más que una CORTINA DE HUMO conque pretende atrasar el fallo que les condenará definitivamente por la invasión a isla Calero, por lo cual han presentado el reclamo por la navegación en el río Colorado como parte del mismo proceso.
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