jueves, 29 de agosto de 2013

Información curiosa

Breve explicación del escudo arzobispal de Monseñor José Rafael Quirós Quirós 

La forma geométrica del escudo responde al modelo español o portugués, a saber, con el borde inferior redondeado en la punta. La distribución interna del escudo ha sido hecha bajo el modelo de cortinado, lo que lo divide en tres partes o cuarteles. En el cuartel central, llamado también corazón, se encuentra, sobre un fondo de plata (blanco), una varita de nardos entrecruzada con una espiga de trigo. En el cuartel diestro del jefe (a la izquierda del observador) y sobre un fondo de gules (rojo) se encuentra en oro (amarillo) un libro abierto, con una pluma de escribiente sobre él. En el cuartel siniestro del jefe (a la derecha del observador), sobre un fondo de azur (azul) está colocada en oro (amarillo) una estrella de ocho picos, rodeada por una “corona del Rosario” de sable (negro) cuyo punto de encuentro con el colgante inferior es un corazón que remata en una cruz. Correspondiente con la heráldica eclesiástica, el escudo de arzobispo lleva en el adorno exterior un capelo de sinople (verde) cuyos soportes o tenantes son, a cada lado, un cordel a diez borlas también de sinople (verde), puestas en cuatro órdenes (1, 2, 3, 4). El escudo está puesto sobre un báculo con una cruz de procesión a doble travesaño. Además, por tratarse de un arzobispo metropolitano, en su debido momento, deberá colocarse en la punta del escudo (en la parte inferior, conocida como condecoración), el palio. 
Como lema o divisa y colocado en la parte inferior sobre una banda amarilla se lee “OFRENDA PERMANENTE”

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Lo que compete al LIBRO ABIERTO, CON PLUMA DE ESCRIBIENTE SOBRE ÉL:

Simboliza la provincia de Heredia y el valor de la educación. 
Una porción muy importante de la Arquidiócesis de San José pertenece a la provincia de Heredia. 
Mons. Quirós quiso en su escudo reconocer la importante y significativa presencia de esta provincia en el territorio diocesano, pero además ligarla con el legado histórico que en relación con ella ha tenido la educación costarricense, valga mencionar la creación de la Escuela Normal y la posterior fundación de la Universidad Nacional. 
La Iglesia, como madre y maestra, la “importancia decisiva de la educación en la vida del hombre y su influjo cada vez mayor en el progreso social contemporáneo.” (GE Proemio). Mons. Quirós reconoce, junto con toda la Iglesia, el papel preponderante de la educación en el desarrollo de los pueblos. 
La educación, afirma el Concilio, no debe descuidar el deber de orientar hacia su fin último a la persona humana y promover la responsabilidad de todos en relación al bien común. Por tanto, exhorta a todos aquellos que cuidan de la educación de otros a “que se esmeren en formar a los hombres de tal forma que, acatando el orden moral, obedezcan a la autoridad legítima y sean amantes de la genuina libertad; hombres que juzguen las cosas con criterio propio a la luz de la verdad, que ordenen sus actividades con sentido de responsabilidad, y que se esfuercen en secundar todo lo verdadero y lo justo, asociando gustosamente su acción con los demás.” (DH 8

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