miércoles, 24 de noviembre de 2021

Buenas noches. Buenas noches tengan todos ustedes…

A las 7:30 en punto, no podía ser de otra manera, el recordado Víctor Manuel Garita Salas, inició con su acostumbrado saludo, a los radioescuchas de su exitoso programa nocturno Radar del Deporte; acto seguido procedió a leer los titulares, que después de los comerciales, leerá íntegramente.
Sin embargo, se aventura a leer un comunicado del Club Sport Herediano, empieza a leer, de pronto se detiene y dice: “No, esto no se puede leer…” y solicita a la emisora el corte comercial.
Me encontraba en mi casa, a punto de degustar una aguadulce. Me llamó la atención esa duda de don Víctor y empecé a darle pensamiento a esa acción; de pronto, suena el teléfono… era don Víctor:
— Duarrrrrrrrrrdo… ¿tenés por ahí el teléfono del periodista fulano de tal?
— Sí claro…
— Dámelo… No vez que me envió un texto lleno de errores, eso no se puede leer… ¡Gracias! Ahora te llamo.
— Claro don Víctor…
Evidentemente algo pasó mientras se emitía la pauta comercial, porque cuando volvió se mostró muy enojado, cambió de tema y no leyó la nota del herediano.
Cuando terminó el programa, volvió a sonar mi teléfono.
—Duarrrrrrrrrrdo… No ves que llame a fulano de tal para reclamarle por la nota que envió, está llena de errores ortográficos e incompleta… y ¿sabés que me dijo?
— No don Víctor ¿Qué te dijo?
— ¡Que de por sí los errores ortográficos no se ven por la radio…! ¡Qué clase de periodista…!
Ese fue mi amigo Víctor Manuel Garita Salas, perfeccionista hasta lo máximo. En reiteradas ocasiones, Don Jorge Fonseca, quien fuera su profesor en el colegio y compañero mío en el periódico La Nación, en varias ocasiones me reiteró, que Víctor fue poseedor de una gran habilidad para redactar; además, una ortografía impecable.
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Hoy, no sé por qué, sentí la necesidad de contar esta anécdota, de mi gran amigo Víctor Manuel...
"Cómo aprendí a tu lado, mi amigo..."

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