SOBRE EL "POBRECITO" PAUL WATSON
A propósito de algunos comentarios defendiendo al "pobrecito" Paul Watson, unas notas:
Freddy Pacheco León
Pescadores artesanales, así llanamente, no "supuestos". Como los tantos cientos de pescadores artesanales que arrinconados por un sistema político que les impide obtener su sustento de la pesca, por muchos meses al año dependen del IMAS para alimentar con el mínimo a sus familias. Pescadores costarricenses que ante la sobreexplotación de los recursos pesqueros de nuestras aguas, tienen que aventurarse por varios meses hacia zonas alejadas de nuestro mar patrimonial, "jugándosela" en pequeñas lanchitas de menos de 20m de eslora. El tal Watson (canadiense con pasaporte estadounidense) los encontró en aguas de Guatemala pescando diversas especies, como es la norma con el uso de las palangres, entre ellas tiburones. Tiburones que forman parte de las especies autorizadas por nuestra legislación pesquera, que se venden en todos nuestros mercados y que forman parte del variado menú de los "casados con pescado" que consumimos sin preguntar ni cuestionar su origen.
Watson no los vió desaleteando, los "pescó" pescando en aguas que no eran costarricenses y, como juez y verdugo, les ordenó somenterse a su "autoridad", al punto que maniobró su gran embarcación para tratar de hundir a los que no reconocieron en él autoridad alguna. El drama duró casi tres horas hasta que las verdaderas autoridades guatemaltecas se prestaban a detenerlo, optando el valiente sujeto ex Greenpeace (organización de la que fue expulsado) por huir hacia Costa Rica, país donde según sus palabras (paradójicamente) tiene autoridades judiciales porteñas y autoridades gubernamentales formados por "whores" (o sea, putas).
Finalmente, hay que recordar que lo que está prohibido en Costa Rica es el desembarque de aletas separadas de los cuerpos del tiburón, por lo que dicho control no ha servido para nada como medida tendiente a detener el criminal desaleteo. Y sucede así porque en los 1200 km de costa en el litoral Pacífico, es sumamente fácil descargar en múltiples atracaderos grandes o pequeños, sacos llenos de aletas que luego son EXPORTADAS para ser vendidas a precios exhorbitantes en los mercados orientales. Así, MIENTRAS COSTA RICA no restrinja o prohiba la EXPORTACIÓN de aletas de tiburón, el desaleteo seguirá como hasta ahora. La prohibición de aletas fue puesta en práctica en islas Bahamas, logrando así acabar de una vez por todas con el desaleteo que les avergonzaba, como nos avergüenza a los costarricenses. Propuesta que se planteó al final de las anterior administración pero que tuvo que enfrentar la oposición de los que se hacen pasar por "conservacionistas" para seguir viviendo de las donaciones de incautos, de vínculos con jugadores "célebres" de casinos, de exhoneraciones de impuestos y hasta de rifas ilegales a $50 el "numerito" que por cierto investigan los funcionarios de la Junta de Protección Social.
Por eso y muchísimo más, no necesitamos que un tipo tan cuestionado por sus tácticas violentas venga a decirnos qué debemos hacer para garantizar el fin del desaleteo. Y si nuestro poder judicial (el de las "whores") ha tramitado una demanda que él tiene que enfrentar como corresponde, pues que lo haga y demuestre su alegada inocencia. Aquí por lo menos no tendrá que enfrentar ataque alguno contra su gran embarcación, ni una amenaza de muerte similar a la que sufrieron en altamar nuestro humildes compatriotas.
Watson no los vió desaleteando, los "pescó" pescando en aguas que no eran costarricenses y, como juez y verdugo, les ordenó somenterse a su "autoridad", al punto que maniobró su gran embarcación para tratar de hundir a los que no reconocieron en él autoridad alguna. El drama duró casi tres horas hasta que las verdaderas autoridades guatemaltecas se prestaban a detenerlo, optando el valiente sujeto ex Greenpeace (organización de la que fue expulsado) por huir hacia Costa Rica, país donde según sus palabras (paradójicamente) tiene autoridades judiciales porteñas y autoridades gubernamentales formados por "whores" (o sea, putas).
Finalmente, hay que recordar que lo que está prohibido en Costa Rica es el desembarque de aletas separadas de los cuerpos del tiburón, por lo que dicho control no ha servido para nada como medida tendiente a detener el criminal desaleteo. Y sucede así porque en los 1200 km de costa en el litoral Pacífico, es sumamente fácil descargar en múltiples atracaderos grandes o pequeños, sacos llenos de aletas que luego son EXPORTADAS para ser vendidas a precios exhorbitantes en los mercados orientales. Así, MIENTRAS COSTA RICA no restrinja o prohiba la EXPORTACIÓN de aletas de tiburón, el desaleteo seguirá como hasta ahora. La prohibición de aletas fue puesta en práctica en islas Bahamas, logrando así acabar de una vez por todas con el desaleteo que les avergonzaba, como nos avergüenza a los costarricenses. Propuesta que se planteó al final de las anterior administración pero que tuvo que enfrentar la oposición de los que se hacen pasar por "conservacionistas" para seguir viviendo de las donaciones de incautos, de vínculos con jugadores "célebres" de casinos, de exhoneraciones de impuestos y hasta de rifas ilegales a $50 el "numerito" que por cierto investigan los funcionarios de la Junta de Protección Social.
Por eso y muchísimo más, no necesitamos que un tipo tan cuestionado por sus tácticas violentas venga a decirnos qué debemos hacer para garantizar el fin del desaleteo. Y si nuestro poder judicial (el de las "whores") ha tramitado una demanda que él tiene que enfrentar como corresponde, pues que lo haga y demuestre su alegada inocencia. Aquí por lo menos no tendrá que enfrentar ataque alguno contra su gran embarcación, ni una amenaza de muerte similar a la que sufrieron en altamar nuestro humildes compatriotas.
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