martes, 25 de febrero de 2014

Comentario

DEMAGOGIA CON AGUAS NEGRAS

Freddy Pacheco León*
Costa Rica aparecía encabezando el ranquin planetario cuando el índice de desempeño ambiental (EPI) que publican cada dos años investigadores de la estadounidense Universidad de Yale, no consideraba para su calificación el asunto del tratamiento de las aguas negras con desechos humanos. Gracias a omisiones imperdonables en un estudio comparativo basado en datos oficiales, no lográbamos entender los costarricenses como era posible que, ante EL DESASTRE que se vive en todo el país donde imperan condiciones subdesarrolladas en asuntos del agua, se premiara la incompetencia, el desdén, y la irresponsabilidad gubernamental.
Ahora que ¡por fin! se han corregido en parte esas omisiones y que, como consecuencia Costa Rica se ha desplomado hasta caer por debajo de más de 50 Estados ranqueados, la respuesta del ministro de Ambiente ha sido la de recrear la DEMAGOGIA que le conocemos.
Actitud expresada al convocar a la prensa en una visita a un tajo en La Uruca ubicado cerca del basurero de La Carpio (otro ejemplo de incompetencia oficial) donde, a tan solo 500m del Parque de Diversiones y el Conservatorio Castella, una empresa española construye una gran planta de tratamiento de aguas negras. Visita con la que don René Castro Salazar pretendió (con relativo éxito) convencer a periodistas de que la caída en el ranquin de Yale pronto se revertirá al entrar en operación “la monumental planta de tratamiento” que, según él, mejorará la situación ambiental.
LO QUE NO DIJO don René es que esa planta es parte de un proyecto de $230 millones de dólares, financiado por un préstamo con el Japan Bank for International Cooperation (JBIC) y con el aumento desmedido de tarifas del servicio de agua que vive la ciudadanía. Que dicho préstamo se aprobó al inicio de la administración Arias Sánchez y que la Contraloría ha reiterado “regañadas” institucionales por el evidente atraso del que se decía era un urgente proyecto. Que (y esto es lo más lamentable) dicho proyecto se ve prácticamente IRREALIZABLE y que por tanto podría pasar a formar parte de la colección de chambonadas gubernamentales.
Proyecto en que las autoridades del AyA no se preocuparon por evaluar las consecuencias de descargar ¡14 MILLONES DE LITROS de aguas negras POR HORA!, en el tajo situado al lado del Sinart, en medio de un centro de alta población, desde donde “aromatizará” comunidades situadas en al menos 2 km a la redonda, con las esperadas consecuencias sobre la salud y el ambiente. 
Proyecto en cuya planificación NO se incluyeron los procesos de tratamiento secundario y terciario imprescindible para la cuenca del río Virilla, con lo que más bien AGRAVARÍA hasta niveles inmanejables la calidad de sus aguas, que recibirían sin tratamiento alguno, altas y constantes concentraciones de los más variados contaminantes químicos y bacteriológicos. Ello porque al no presupuestarse los más de $200 millones que costarían las plantas de tratamiento secundario y terciario, las aguas descargadas al río Virilla mantendrían un 60% de demanda bioquímica de oxígeno que necesitarían una gigantesca cantidad del gas disuelto para descomponer la materia orgánica, lo que dejaría a vastísimas extensiones del río sin oxígeno, y por ende, sin posibilidades de vida aeróbica alguna.
Aunque una inversión inicial de unos ø122.000 MILLONES debería de haberse planificado más cuidadosamente, no fue así. Por ejemplo, NO se señaló el camino, ni financiero ni técnico, mediante el cual, luego de clausurar todos los tanques sépticos en funcionamiento, LOS PROPIETARIOS de los inmuebles se conectarían a la nueva red recolectora que se construiría, por lo que son de prever situaciones en las que muchos pobladores enfrentarían la imposibilidad real de cumplir con tales tareas. Tampoco se plantearon opciones realistas sobre las dificultades que se tendrían que enfrentar para abrir zanjas por donde colocar y conectar con los servicios particulares, 1.138 KM de redes que conducirían hacia un túnel de 1,8 km de longitud y 2,3 m de diámetro, que conduciría las aguas captadas desde Tres Ríos y Coronado hasta Escazú, hacia el tajo en La Uruca donde se construye, ¡SIN estudio de impacto ambiental! la “famosa” planta de tratamiento. Todo bajo un complejo sistema de bombeo pensado para superar los desniveles y otras barreras físicas ¡que no podría fallar ni un minuto!
De esta forma, lo que alguna vez se pensó como un proyecto para mejorar la situación ambiental de buena parte del área metropolitana, pareciera destinado a convertirse en un FRACASO inevitable, donde (en la de menos) luego de construida la planta de tratamiento de $55 millones en el 2015, la misma seguramente no irá a tener suficientes caudales de aguas negras para operar, lo que la convertirá en el más grande MONUMENTO A LA INEPTITUD gubernamental que pudiéramos conocer. Y se puede vaticinar así pues la red de tuberías, si es que se llegara a construir, no recibiría ni la mínima parte de los desechos que hoy pasan a tanques sépticos, acequias y ríos, por no haberse PLANIFICADO NI PRESUPUESTADO adecuadamente parte tan importante del plan.
Este proyecto, gigantesco para las dimensiones nuestras, con un solo receptor para los más de 300 MILLONES de litros DIARIOS de aguas negras, y con obras conexas que trastornarían todas las actividades en nuestros principales centros de población (incluyendo la degradada ciudad de San José) no parece viable. Si hubieran leído al economista Schumacher (“Small is beautiful”) seguro se hubiera pensado más bien en diseñar la construcción de varias y más pequeñas plantas de tratamiento de aguas, que ubicadas estratégicamente, podrían cumplir muchísimo mejor los objetivos que una vez se “soñaron”.
Pero claro, como dentro de dos años don René Castro posiblemente ya no estaría en el Minae, pocos se acordarán de ir a buscarlo para que justifique este otro fracaso.
*Biólogo, asesor ambiental.
ASÍ PUBLICADO en Página Abierta (Diario Extra) del martes 25 de febrero del 2014.

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