jueves, 10 de julio de 2014

Comentario

NICARAGUA, COSTA RICA Y UNA FARSA

ESTA AFIRMACIÓN “la renuncia tácita al ejercicio de sus derechos en el San Juan por parte de Costa Rica puede haber influido de alguna u otra manera en reactivar el proyecto de canal interoceánico a partir del 2011”, es insustentable. Jamás la Cancillería costarricense ha renunciado tácita ni directamente al derecho perpetuo a la libre navegación por el río San Juan.
Para precisamente evitar segundas interpretaciones, el canciller Castillo y otros profesionales de su ministerio siempre dejaron muy claro ¡ante el mundo! que la construcción de la “ruta 1856” no debía interpretarse como una renuncia a los derechos costarricenses sobre el río San Juan,
sino que tenía objetivos claros a favor de los habitantes de las comunidades vecinas a la vía fluvial. Ello ante las acciones contrarias al derecho internacional de parte de militares nicaragüenses obedientes de sus autoridades gubernamentales, que un día sí y otro no, insistían en poner obstáculos a la navegación de los costarricenses por el río, por lo que, ¡sin renunciar a ese derecho! se habría dispuesto construir una carretera cercana a la frontera que facilitara su desarrollo y bienestar general.
Decir ahora que esa decisión de construir una carretera inobjetablemente necesaria, hizo “reactivar el proyecto de canal interoceánico a partir del 2011” es una afirmación igualmente temeraria. Con ella se olvida que desde antes, ya el gobierno de Daniel Ortega tenía proyectos que impedirían cualquier navegación ágil por el río, como lo fuere el de la represa “Brito” con se construiría con unos brasileños, y el ya construido y todavía inútil “puente japonés” sobre el cauce del río San Juan, que por cierto todavía espera tener “un destino terrestre” hacia Costa Rica.
Lo que no se admite es que el “proyecto” inexistente de un canal (solo se tiene una idea ligera de lo que sería) es realmente UNA FARSA de Ortega y SUS socios de Hong Kong. Luego de inventarse un costo de US$40.000 millones (sin conocer en su momento ni la ruta que se anunciaría) se ha tratado de vender la idea de que se duplicará la profundidad del lago de Nicaragua y que se atravesarán las áreas montañosas que se encuentran entre el lago y la costa del Caribe. Proyecto inviable, irrealizable, engañoso, con el que se pretende ocultar lo que parece ser la verdadera intención de esa corporación particular chino-nica: La extracción y aprovechamiento de riquísimos recursos naturales a lo largo de una franja de ancho indeterminado, de territorio casi virgen, para el confort personal de Daniel, Rosario, Laureano, demás familiares y, por supuesto, los misteriosos chinos que aparecieron.

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